miércoles, 6 de diciembre de 2017

DOMINGO I DE ADVIENTO: LECTURAS

DOMINGO I DE ADVIENTO
PRIMERA LECTURA
Is 63, 16c-17. 19c; 64, 2b-7
¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!
Lectura del libro de Isaías.


Ú, Señor, eres nuestro padre,
tu nombre de siempre es «nuestro Libertador».
¿Por qué nos extravías, Señor, de tus caminos 
y endureces nuestro corazón para que no te tema?
Vuélvete, por amor a tus siervos 
y a las tribus de tu heredad.
¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses. 
En tu presencia se estremecerían las montañas. 
«Descendiste, y las montañas se estremecieron».
Jamás se oyó ni se escuchó,
ni ojo vio un Dios, fuera de ti,
que hiciera tanto por el que espera en él.
Sales al encuentro
del quien practica con alegria la justicia 
y, andando en tus caminos se acuerda de ti.
He aquí que tú estabas airado
y nosotros hemos pecado. 
Pero en los caminos de antiguo
seremos salvos.
Todos éramos impuros, 
nuestra justicia era un vestido manchado; 
todos nos marchitábamos como hojas, 
nuestras culpas nos arrebataban como el viento.
Nadie invocaba tu nombre 
nadie salía del letargo para adherirse a ti;
pues nos ocultabas tu rostro 
y nos entregabas al poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, 
nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero: 
todos somos obra de tu mano.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial 
Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 (R∫.: 4)
R∫. Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve. R∫.

V∫. Pastor de Israel, escucha, 
tú que te sientas sobre querubines, resplandece. 
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R∫.

V∫. Dios de los ejércitos, vuélvete: 
mira desde el cielo, fíjate, 
ven a visitar tu viña, 
Cuida la cepa que tu diestra plantó, 
y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R∫.

V∫. Que tu mano proteja a tu escogido, 
al hombre que tú fortaleciste. 
No nos alejaremos de ti; 
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R∫.
SEGUNDA LECTURA
1 Cor 1, 3-9
Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.


ERMANOS:
A vosotros, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Doy gracias a mi Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios que se os ha dado en Cristo Jesús; pues en él habéis sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo, de modo que no carecéis de ningún don gratuito, mientras que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Él os mantendrá firmes hasta el final, para que seáis irreprensibles el día de nuestro Señor Jesucristo.
Fiel es Dios, el cual os llamó a la comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
Palabra de Dios.
Aleluya
Sal 84, 8
R∫. Aleluya, aleluya, aleluya.

V∫. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación. R∫.
EVANGELIO
Mc 13, 33-37
Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.


N aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
   «Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
Palabra del Señor.

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